Érase una vez…en una tierra surrealista llamada México…donde representantes políticos dedicaban su tiempo a descalificarse entre sí...
En ese lejano lugar se leía en los titulares de la prensa cosas como: “PRI y PRD afirman que Calderón es ilegítimo y el PAN acusa de homicidio a Peña Nieto”, mientras se escuchaba de fondo una canción que decía más o menos así: “Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé… Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga…les hinchan los pies…”
Lo cierto, es que los habitantes de “Mexicolandia” estaban cansados de escuchar disparates de sus representantes y de que éstos convirtieran las discusiones de asuntos relevantes, de impacto social, en "show de circo barato".
No era verdad que a la gente no le interesara la política, en realidad ésta había sido arrojada a la basura por la mayoría de los servidores públicos, quienes habían optado por adoptar la “politiquería” como su religión.
De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, “política” significa el arte, doctrina u opinión referente al Gobierno de los Estados. Por su parte, la “politiquería” quiere decir tratar de política con superficialidad o ligereza, también como hacer política de intrigas y bajezas.
Al parecer en el mundo de Mexicolandia, quienes sujetan las riendas de los asuntos públicos tarde o temprano caen en las redes de descalificaciones e insultos, se contagian de ese mal del escándalo y el golpeteo.
Los políticos señalan irónicamente a otros las mismas cosas reprobables que ellos hacen…intercambian descalificaciones…convierten los lugares de discusión democrática en round detestables y burdos.
Pero, a pesar de todo, los habitantes de aquel lugar aún guardan en algún lugar recóndito de sus corazones la esperanza de que el bien triunfe sobre el mal...de que los servidores públicos trabajen conjuntamente por la sociedad… y de que se ejerza una verdadera política, al servicio de la gente... que la justicia los alcance pues.
Sólo así, en los habitantes desencantados volverá el entusiasmo, las ganas de participar, su espíritu de lucha, su confianza…
Ahora sí que ¿a qué le tiras cuando sueñas mexicano...?
A que a los que toman las decisiones en el país, al menos a quienes trabajan en ese espacio de discusión llamado Congreso, les sea devuelto el cerebro y tocado su corazón para que se dejen de sandeces e hipocrecías, para que piensen en la patria y en su gente… y de esa forma rescatar a la sociedad mexicolandense antes de que sea demasiado tarde.
Sencillo: Política sí...¡Politiquería no!
“La incipiente y malograda democracia nacional es exaltada cuando se quiere justificar la crítica burda y la descalificación mañosa del oponente y el partido contrario, pero muy poco se ejerce para impulsar estrategias nacionales y regionales que ayuden a abatir los grandes problemas que día a día impactan a la sociedad: miseria, inseguridad y desempleo…”
“Aunque la democracia se fundamenta en el debate, éste puede ser sano y constructivo, ya que el auténtico debate es un diálogo en el que se contraponen ideas y puntos de vista; se discute, pero en el sentido más alto del término. Se puede discrepar y manifestar abiertamente esa discrepancia, pero para ello no se necesita desprestigiar a la contraparte y menos cuando se lo intenta usando falacias por todos detectables…”
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