24 de diciembre de 2010

El manipulador, un ilusionista de conceptos


Seguramente en algún momento te has topado con una persona que cree que lo sabe y lo puede todo. Con alguien que anda por la vida sintiendo que el piso no lo merece y que así se vende. No sólo se sobrevalora, sino que a veces su conducta se torna tan agresiva y/o abusiva que devalúa o descalifica…
Me temo que has tenido de frente a un manipulador.

Por Lucía Quiroga


Mala noticia, de acuerdo con los especialistas, los manipuladores abundan, y éstos suelen tener la imperiosa necesidad de hacer menos a los demás y siempre andan en busca de nuevas “víctimas”.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, “manipular” significa “intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”.

El psicólogo Raúl Mendoza advierte que el manipulador busca el estado emocional vulnerable de los demás, así como encontrar la palabra talismán que va a "resortear" internamente en el otro.

“Nos referimos a palabras talismán cuando escuchamos una concepto clave que desencadena acciones en nosotros. Muchas veces provoca una inmediata secuencia comunicacional: tomamos aire, cambiamos el tono y/o volumen de voz, levantamos las cejas, abrimos más los ojos, etcétera”, señala.

“Si a mí me gusta que me digan qué linda eres por ayudarme, cuando me dicen linda un resorte se dispara…o por ejemplo en las grandes campañas gubernamentales hay palabras talismán que nos hace creer que arriba, adelante, abajo, a los lados el personaje es maravilloso y nos va a llevar al triunfo”.

El manipulador puede sacar amplio partido de las capacidades estos conceptos, sabe que al introducirlas en un discurso el otro queda intimidado, no ejerce pensamiento crítico y puede aceptar ingenuamente lo que se le proponga.

 

YO VS LOS VAMPIROS DE AUTOESTIMA

Lo cierto es que un manipulador no puede existir sin la presencia de otro. Ya lo decía Maquiavelo en El Príncipe: "Es necesario ser un gran simulador y disimulador: y los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar".

Por tanto, lo primero que se requiere para frenar una actitud manipuladora es estar alerta, un manipulador juega con nosotros, y si no aprendemos a reconocerlo y protegernos de él, tarde o temprano nos lastimará.

“Crea la ilusión de ser superior, se convencen y nos convence de ello, pero en el fondo oculta un complejo de inferioridad gigantesco. Son gente que devalúa, siempre van a acabar ganándonos o queriendo ganar, y sí nos quitan algo, son vampiros o mutiladores de autoestima”.

Otros mecanismos de defensa es pensar con rigor y hacerle caso a nuestro sexto sentido.

“Entendamos esto, alguien viene y me ofrece cosas maravillosas, una casa, un negocio magnifico, ¿porque me lo ofrece a mí?, futureo, que requiere de mí, por qué me chulea tanto… ¿por qué esta persona no da explicaciones, me saca información y el me da poca información de él o de ella?”.

Pero el mejor antídoto contra el manipulador es la autoestima. Y esto no significa “quererme mucho” sino implica respeto y valoración propia. Así que no olvides estos consejos y ten presente el ABC del autoestima: “aquello que atente contra mi integridad, mente, cuerpo y espíritu… no es negociable en mi vida”.

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