4 de enero de 2010

“Elemental… mi querido Watson”

Sólo ha existido un hombre en el que me he interesado obsesivamente.
Me atrae de sobremanera su inteligencia admirable y su peculiar personalidad.
Tiene alma serena, un tanto fría, fanática por la razón y el método.
Es un ser con cierta “hostilidad” al sentimiento, lo cual le impide involucrar el corazón, pero hace de su mente su principal herramienta.
Su esbelta y conocida silueta es famosa (las manos en la espalda y la cabeza inclinada cuando reflexiona).
Es alto (1.80 m), poseedor de una maravillosa sonrisa sarcástica, nariz “ganchuda” y ojos expresivos… profundamente grises.
Su naturaleza es compleja y extraña, amplia imaginación y conocimientos diversos sobre temas en apariencia inconexos: química, anatomía, botánica, literatura sensacionalista, música, leyes…
La deducción quizá es su talento más fuerte, sin dejar atrás la envidiable capacidad de análisis y la rapidez mental con que logra entretejer hechos y solucionar los casos que le son encomendados.
Hombre de agudos sentidos, sin excepción: tacto, olfato, gusto, vista y oído. Ávido lector de periódicos y obsesivo con las fuentes de información.
No sólo consulta enciclopedias, libros, directorios… crea y mantiene sus propios “índices de registro de crímenes”, “archivos de recortes” y “documentos biográficos de criminales”.
Su táctica no es ver, sino observar… para él los pequeños detalles son los más importantes.
¿El personaje en cuestión? Nada más y nada menos que el detective Sherlock Holmes.
¿Cuántas veces has subido la escalera de tu casa? ¿Cuántos escalones tiene? ¿No lo sabes? Es que no has observado”, diría.
Sostiene una interesante teoría sobre la capacidad de la mente: “el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío. La gente necia amontona en ese pequeño espacio toda la madera que encuentra a la mano, y así resulta que no queda lugar en él para los conocimientos que podrían serle útiles.
El artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que mete en el ático del cerebro. Sólo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarle a realizar su labor. Es un error creer que una pequeña habitación tiene paredes elásticas y que pueden ensancharse indefinidamente”.
Vive en el primer piso de una casa situada en el 221b de Baker Street, en Londres. La dueña del lugar, Mistress Hudson, se llena de paciencia ante sus “ocurrencias”, excentricidades, e irregularidades en su vida diaria.
Hudson no sólo ha sido testigo de una variedad de personajes extraños que acuden a visitarlo, sino que ha soportado, entre otras cosas, sus prácticas de tiro y el sonido del violín que Holmes gusta tocar en horas poco usuales, ya sea para disfrutar la melodía o reflexionar sobre alguna investigación.
Sin duda “la escena perdió un gran actor”, sus disfraces y caracterizaciones han logrado engañar a muchos y salvar a varios, él entre ellos.
Es un ser que gusta de ser solitario, su único y gran amigo es el Dr. John H. Watson, quien sin duda ha sido “elemental” en su vida.
El fumador de pipa más conocido de la historia también es hábil con el bastón, el boxeo y el esgrima.
Entre sus "adversarios" se encuentra principalmente el Profesor James Moriarty e Irene Adler, una dama de suma inteligencia, incluso quizá mayor que la de Holmes, e indiscutible belleza.
Ambas cualidades de la audaz criminal han sido capaces de engañar y de “encantar” a uno de los personajes más interesantes, misteriosos y admirados de todos los tiempos: William Sherlock Scott Holmes.





2 comentarios:

  1. Sherlock es, sin duda, un pesonajazo... de los mejores!!! ...y además era adicto al opio... ja!

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  2. jajaja sip, otra de sus cualidades ;) jajaja

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